Seguimos sometidos a un entorno de incertidumbre que propicia un escenario de alta volatilidad condicionado especialmente por la evolución de algunas variables concretas.
Inflación.
A pesar de la caída a la que estamos asistiendo en los niveles de precio del crudo y que debería haber podido permitir registrar una inflexión en los niveles de inflación, los datos publicados no registraban los ajustes esperados. La inflación subyacente en EEUU repuntaba hasta el 6,3% interanual en agosto.
Las causas, un exceso de demanda en el mercado de trabajo que sigue tensionando los salarios al alza y un sostenido desajuste global entre oferta y demanda consecuencia de la afección de la logística global a consecuencia de la guerra. Aunque ya afectada desde la etapa postcovid.
En la Eurozona, las causas de la tensión en los niveles de inflación hay que buscarlas principalmente en el proceso de sustitución acelerada de las fuentes de energía a consecuencia del corte en el flujo de gas procedente de Rusia, con un invierno a las puertas, lo que puede precipitar una recesión para el conjunto de la zona euro.
Tipos de interés y la acción de los Bancos Centrales
En un escenario de mantenimiento de las tensiones inflacionistas, los bancos centrales disponen de la causa y la capacidad de actuación para mantener previsiblemente una dinámica de tipos al alza hasta que no se lleguen a observar dos o más registros con datos de inflación mensual del orden del 0,2% (una proyección del 2,4% anual).
Los mercados anticipan un nivel máximo de tipos de los fondos federales en el intervalo comprendido entre el 4% y el 4,50% para mediados del 2023 y nuevas subidas de tipos del orden de 75 a 100 bp hasta final de año.
Atendiendo a estas perspectivas, es probable en consecuencia, que el rendimiento de los bonos del tesoro esté en la actualidad cerca de los máximos del ciclo. Los rendimientos actuales del benchmark del TBond a 10 años son del entorno del 3,50%
La situación de China.
Las extremas mantenimiento por parte de las autoridades para sostener una tasa de cero Covid, están principalmente destinadas a poder ofrecer cifras no alarmantes de fallecimientos previo al congreso de octubre del partido comunista chino, para de esta forma no perjudicar la muy probable reelección de Xi Jinping.
Pero estas medidas además, mantienen condicionada la posibilidad de que se pueda desarrollas una actividad económica normalizada en el país, lo que sin duda lastra su crecimiento, incidiendo simultáneamente sobre otras economías exteriores, principalmente las emergentes, muy dependientes de la demanda china de materias primas y productos básicos.
Un segundo aspecto que se ciñe de manera negativa sobre la economía China es un posible incremento de las restricciones comerciales y de inversión desde EE. UU, argumentando motivos de seguridad nacional.
La perspectiva de crecimiento para este año de la economía se ha ajustado al 2,5%
Perspectivas económicas globales
Las perspectivas globales de ganancias empresariales anticipan ajustes negativos del entorno del 10%, ya descontadas ya por los mercados. Mientras, los indicadores que miden el crecimiento de los beneficios se ajustan a cifras bajas y de un solo dígito.
Dependiendo de la evolución del escenario actual y de las variables que lo determinan, habrá que estar abiertos a contemplar revisiones de estas estimaciones.
Para la eurozona en concreto. Aunque las reservas estratégicas de gas se encuentran en niveles del 80%, parece confirmarse de manera inequívoca que estas serán insuficientes para satisfacer la demanda esperada en el otoño-invierno. Tanto empresas, sobre todo aquellas intensivas en gas, como cadenas de suministro, es muy probable que se vean penalizadas por estas circunstancias, lo que podrá desencadenar una recesión profunda en eurozona a partir del otoño, pudiendo prolongarse durante 2023.
Mercados
La volatilidad, seguirá siendo un aspecto característico de los mercados a consecuencia de la persistencia de la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés y de sus niveles máximos, del grado de ajuste en los beneficios empresariales y de la evolución de los precios de la energía en general.
Un nuevo escenario de incertidumbre.
Este mes de setiembre partíamos de un momento de mercado que en gran medida había ya descontado este conjunto de variables, reflejándolas sobre los precios con unas proyecciones de caídas de los beneficios empresariales de entre el 10%, en el mejor caso y del 20%, en el menos favorables.
Sin embargo, se han sucedido nuevos acontecimientos que han venido a añadir nueva incertidumbre. Uno es el éxito militar de Ucrania en la recuperación de territorio, que parece estar provocando una escalada bélica rusa. el segundo, los referéndums de Rusia para anexionarse 4 provincias ucranianas. El tercero, los ataques deliberados de esta semana contra los gasoductos Stream.
Y es que hay una lectura preocupante en el hecho de que se confirme lo que parece ya evidente y es que el causante de este ataque deliberado haya sido Rusia. Porque al margen de que ello pueda suponer poner en evidencia la vulnerabilidad de Europa y la confirmación de que esta vía de suministro de gas quede totalmente descartada, abre la especulación a poder interpretarse esta acción, como una huida deliberada hacia adelante por parte del Kremlin y de Putin en concreto.
Putin es posible que tenga la conciencia de que ha perdido o está perdiendo la guerra. Y parece razonable descontar que la fuertes sanciones a las que se está viendo sometida Rusia, estén realmente teniendo un acusado efecto en las condiciones económicas del país y en concreto sobre los privilegios y patrimonios de la oligarquía rusa, provocando simultáneamente un debilitamiento del apoyo a Putin de este entorno más cercano y el fortalecimiento simultaneo de sus detractores, además de la evidente fragmentación de la opinión pública rusa entorno a su figura.
Con una acción de este tipo, Putin pretendería culminar dos objetivos antagónicos, de un lado, tratar de fortalecer su imagen de líder. El segundo y para el caso de que fracase su primera pretensión, anticiparse a un posible desenlace de los acontecimientos en su contra, decidiendo llevarse por delante al enemigo europeo occidental.
De ser esto así, cobraría fuerza el riesgo de una ofensiva nuclear, no masiva, aunque sí posiblemente táctica, de baja intensidad contra Ucrania, destinada a debilitar la cohesión europea a través de su eslabón más débil, Alemania.
Mantenerse invertido
Partimos de la evidencia de que las estimaciones parten del escenario de unos precios más altos de la energía en general y no sólo del gas.
Igualmente, y hasta que no se alcancen conversaciones para un alto el fuero, se deberá asumir la exposición a una volatilidad constante, aunque posiblemente acotada, para el conjunto de los mercados.
Pese a ello, mantenerse invertido sigue siendo la mejor de las opciones, manteniendo una adecuada diversificación, sobre ponderando coyunturalmente en la cartera activos denominados en dólares, frente a un euro con tendencia a debilitarse hasta que la eurozona no alcance fuentes alternativas suficientes de suministro de energía.
La continuidad en el fortalecimiento para el $ respeto al euro, viene favorecida por el ciclo adelantado de tipos de interés en EEUU respecto al de la eurozona y por ser una economía que tiene solventado el suministro energético y que en consecuencia tenderá a registrar un dinamismo económico relativamente mejor que el de eurozona. Su carácter de moneda refugio frente a una mayor incertidumbre geopolítica a causa de las tensiones comerciales con China y por la guerra de Ucrania, son otra causa de fortaleza.
Una cartera con activos value frente a crecimiento, servicios de salud, energía, alimentación o hedge, confirma un mejor comportamiento que la media.
Y es que una vez los inversores recuperen la confianza en el reequilibrio de oferta y demanda, asistiremos a una rápida recuperación. Los meses de Julio y setiembre han sido claros ejemplos de esta perspectiva, por lo que mantener la inversión se demuestra ser la mejor manera de evitar verse excluido de un repunte sostenido.