EEUU, China y su conflicto comercial, han constituido la causa de la prudencia y el temor de la inversion empresarial, retrasándola en el mejor de los casos, cuando no retrayéndola, penalizando los resultados empresariales derivados del negocio internacional.
El resultado, un menor crecimiento mundial en 2019, 3,1%,, por debajo del potencial y menores previsiones para 2020, 3%. Al mismo tiempo, una continuidad de la incertidumbre, que se traduce en mayor volatilidad.
Seguiremos asistiendo a un trasladado de la referencia en las decisiones del ámbito macroeconómico al politico, con todo lo que esto supone para las tomas de decisión. 2020 es un año de elecciones en EEUU, donde el actual presidente Trump parte como favorito con una ventaja relevante, aunque sometido a un proceso de sustitución por parte del congreso (impeachment).
En este contexto y con unos rendimientos de los bonos en los mínimos de varios años, la ansiedad de los inversores con menor apetito a la exposición de riesgo, crece ante la ausencia de alternativas.
Las opciones, inversion en carteras que permitan reducir la volatilidad, con activos de alta calidad y dividendos sostenidos recurrentes, sobre ponderar la inversion temática/secular y deuda emergentes en moneda local o mantener efectivo y ponderar compras escaladas en el tiempo sobre un mercado que descuente una tendencia a la baja. En esta ultima alternativa, asumiendo el riesgo derivado de un error de la prevision a la baja.