Qué esperar del coronavirus hacia los mercados. Oportunidad vs incertidumbre.

Los emergentes mantienen el interés. Reafirmación de los nuevos paradigmas.

 

El contexto inversor actual, condicionado por la incertidumbre derivada de la falta de visibilidad, está comenzando a anticipar un escenario bastante negativo. Las valoraciones de la renta variable podrían comenzar a descontar una disminución en 2020 del crecimiento esperado de los beneficios empresariales, condicionada por la reducción creciente registrada en el ritmo de actividad global y de su incidencia sobre los niveles de crecimiento descontados.

La cifra del 3% de crecimiento del PIB mundial previamente esperada a la aparición del coronavirus, se considera en consenso como el límite para poder descontar que el dinamismo de las economías globales no es consecuente con un momento de contracción económica. Los nuevos escenarios de crecimiento global que se proyectan actualmente por efecto del conronavirus, son de un crecimiento del 2,7%, descontando los efectos a día de hoy. Pero que en el caso de un agravamiento de la crisis del virus, podría descender a niveles del 2,2%, consecuente con una situación de recesión global.

En este escenario de ausencia de certeza, una parte destacable de las gestoras y fondos globales, comienzan a rebajar sus posiciones generales de renta variable a infraponderadas desde neutral, con el objeto de ajustarse a las crecientes preocupaciones sobre covid-19, eliminando al mismo tiempo consecuentemente, la oportunidad de aprovechar los menores precios y múltiplos actuales, hasta que una recesión global sea descartable.

En este compás de noticias con el coronavirus como protagonista, hemos podido sin embargo observar, cómo el comportamiento de los activos de los mercados emergentes han estado superando de manera reiterada al de los mercados desarrollados. El índice CSI 300 de China acumula en lo que va del año un aumento del 1% , frente a la disminución del -5,1% que registran en promedio el resto de mercados mundiales.

Nuestra cartera modelo, sobre ponderada en emergentes, con un 10% de inversión en oro, ha mantenido un comportamiento favorable por encima del de la media global, que confiamos lo siga registrando en este rango superior al promedio en el contexto actual condicionado por el coronavirus y en un contexto de normalización.

Destacar igualmente, de que a la espera de que la dinámica económica consiga acotar el grado de riesgo financiero (ajustes por incertidumbre y riesgo de liquidez) y de ajuste a la baja en el crecimiento que subyace detrás de la actual «epidemia» de coronavirus, las estimaciones de crecimiento en los beneficios se mantienen sin embargo favorablemente sesgados hacia los mercados emergentes asiáticos, en un 17% frente al 6% estimado en EEUU y al -1% en Europa (contracción). En América latina las estimaciones son de un crecimiento del 14%.

Sobre el reciente recorte de tipos de la FED del -0,5%, un aspecto a destacar sobre su incidencia, es que en anteriores ocasiones en las que se tomó una medida similar, 1998, 2001, 2007 y 2008, el índice global de emergentes creció en el semestre siguiente a la aplicación de la nueva tasa de referencia, un promedio de casi el 10%, frente al -1,6% que supuso su efecto en promedio en los mercados desarrollados.

Sobre la incidencia de esta mediada, resaltar que en este nuevo contexto, la calidad del crédito también puede generar oportunidades de inversión relativamente atractivas.

Volviendo al efecto coronavirus sobre las carteras globales, las estimaciones sobre los consensos derivados de aplicar una situación de estress a las carteras 60/40 y que publicaba el pasado día 12 de febreroCoronavirus. Efectos sobre sectores y carteras globales , se han ajustado bastante bien a lo sucedido en los días posteriores, en los que las tensiones registradas en los mercados consecuencia de la incertidumbre, supusieron un fuerte incremento en los niveles de volatilidad, que disparaba el índice VIX por encima del 40% (una oportunidad para las estrategias con volatilidad): 

«La prueba de stress refleja que una cartera 60/40 bien diversificada, en un escenario con los supuestos anteriores, podría perder alrededor del 3%, frente a una cartera de acciones globales que podrían perder algo más del 5%. Los bonos del Tesoro tenderían a registrar unas ganancias del 2%, compensando parte de las pérdidas. Al centrarse en sectores industriales concretos, el impacto registró desde una pérdida del 14% para el grupo global de la industria de semiconductores y equipos de semiconductores hasta una ganancia del 3% para el grupo global de la industria farmacéutica, biotecnológica y de ciencias de la vida.»

 

A partir de ahora, la perspectiva a efectos de posicionamiento en inversión requiere del análisis de alternativas y escenarios. Aunque las economías emergentes se han visto fuertemente afectadas por el impacto total que a nivel global han tenido las medidas de contención del coronavirus en sus cadenas de suministro y sobre sus ganancias corporativas, se debe permanecer especialmente atentos a las posibles señales de una recuperación, impulsada por el agotamiento de las existencias y la recuperación de la demanda del conjunto de las economías.

Las tendencias temáticas, los activos defensivos que coinciden con las tendencias demográficas e invertir en disrupción, así como aprovechar activos tradicionales en condiciones de dificultad o de estress, pueden suponer una oportunidad para estructurar carteras con horizontes de inversión de medio plazo.

 

 

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