En el contexto actual, encontramos que la desaceleración económica, los problemas con las cadenas de suministro y el endurecimiento de la política monetaria continúa afianzándose.
Los problemas con las cadenas de suministro y los confinamientos en China son malas noticias para las perspectivas de inflación y los bancos centrales no han corregido su actitud. La Fed ha decidido reducir su balance casi el doble de rápido de lo que se lo planteaba la última vez y el BCE pondrá fin a sus compras de activos en verano.
Indicadores vinculados a salarios y gasto empiezan ser consecuentes con una contracción, por lo que la política monetaria se confirma como un instrumento inadecuado para gestionar esta situación.
Los alimentos, para los que ya se registra cierto desabastecimiento, han continuado reflejando cifras de contraccion en la producción a consecuencia de la guerra en Ucrania, circunstancia que será mucho más evidente cuando llegue el momento de la cosecha este verano. El índice mundial de precios de los alimentos de la ONU registró en marzo su mayor subida histórica.
Optamos por mantener el equilibrio de las carteras y la estrategia de valor relativo de renta variable / renta fija. Destacar un posible repunte en el transcurso del año de los rendimientos de los bonos soberanos de mercados emergentes en moneda local. Un carry relativamente cómodo podría compensar el aumento de los rendimientos y su ajuste de precios.
Por otra parte, el oro resiste en niveles de precio elevados. La inflación persistentemente alta, así como la creciente preocupación por un error de política de la FED, explican este fuerte interés estratégico por el oro y, por lo tanto, su estabilidad de precio frente a unos tipos de interés más altos.