Emergentes e inflación. La deuda en la confección de carteras en 2021

Los emergentes, integrados en las carteras modelo de nuestros clientes desde 2019, se confirman como la alternativa necesaria a integrar en las carteras diversificadas que persigan el objetivo de superar los rendimientos esperados medios de los activos de los mercados desarrollados, en hasta al menos 2 puntos porcentuales en promedio.

En este comienzo de año, hay nuevamente aspectos que contribuyen a destacar su atractivo:

  1. Las valoraciones: independientemente de la clase de activo, los emergentes resultan relativamente baratos respecto a los  desarrollados.

  2. Las divisas emergentes están baratas frente al dólar, del que se espera se debilite aún más, lo que supone hacer crecer el atractivo de los emergentes.

  3. La deuda emergente ofrece oportunidades ligeramente más atractivas en H.Y. (bonos corporativos de ato rendimiento), que en I.Grade (el status más bajo de la calificación crediticia grado de inversión).

Por fundamentales

Este contexto de elevada liquidez mundial y de afán por encontrar rentabilidades para las carteras de deuda en un entorno de tipos negativos, va a propiciar que esta nueva recuperación cíclica sea diferencie de las anteriores y que registre fuertes flujos de inversión hacia emergentes, por lo que es de esperar que estos mercados se verán impulsados muy favorablemente. Con un sesgo hacia los asiáticos.

Las balanzas exteriores de estos países se han corregido significativamente en los últimos años y casi ninguna de las principales economías emergente presenta déficit por cuenta corriente. Los costes de la deuda se han reducido significativamente gracias a los bajos tipos de interés y una recuperación del entorno financiero global, que deberían impulsar las exportaciones emergentes. La rapidez con las que las vacunas se distribuyan en los emergentes, será el factor que podrá dinamizar o retrasar esta recurrencia en los flujos. Que este factor no se de con una gran diferencia de timing y se produzca con cierta simultaneidad, contribuirá a mantener el interés inversor sin discontinuidad a corto plazo.

Técnicamente

los criterios técnicos deberían apoyar los precios de los EM (mercados emergentes). Los flujos hacia emergentes suelen estar habitualmente determinados por 3 factores:

  1. La evolución a la baja (debilidad) del tipo de cambio del dólar,

  2. por precios altos de las materias primas

  3. y por un entorno de mayor crecimiento mundial. 

Inflación y su efecto sobre la estrategia de la cartera de deuda.

Las expectativas de inflación en EE. UU. se han visto elevadas en las últimas semanas y la mayoría de las estimaciones se sitúan por encima del 2% en el largo plazo. Con los demócratas en el Congreso y con el control del Senado, los mercados anticipan más estímulos, que unidos a la actual flexibilización monetaria de la Reserva Federal, deberían muy previsiblemente conducir a precios más altos en el futuro. Sin embargo, aunque las expectativas comiencen a descontar una mayor pendiente de la curva de tipos en el largo plazo, las mismas no dejan de resultar prematuras para un contexto como el actual y ante las previsiones a corto plazo.

Las estimaciones de inflación actuales se mantienen por debajo del promedio a largo plazo, incluida la tasa de inflación a 5 años. Esto implica que el comercio de reflación tiene límites, especialmente porque la Reserva Federal ha señalado que está dispuesta a permitir que la inflación sobrepase hasta cierto punto los objetivos del 2% (objetivos a largo plazo). En la reciente reunión del FOMC del 27 de enero, Jay Powell venía a confirmar que la inflación reciente no es motivo para cambiar de rumbo de la actual política monetaria.

Las presiones deflacionarias por tanto persisten temporalmente a causa de los bloqueos, que limitan la recuperación económica.
Esta es también la razón por la que hasta el momento, no hemos iniciado la fase de un fuerte crecimiento del PIB y en consecuencia, las cantidades masivas de liquidez conducen a un escenario de apetito por los activos de riesgo.

En este contexto, la evolución de los precios de los activos de deuda y un cambio hacia una preferencia por integrar en cartera emisiones a largo plazo, que integren el efecto de inflación en la evolución de sus precios, sigue supeditada en el corto plazo a la evolución de la base monetaria conjunta de los Bancos Centrales y en particular de la FED y el BCE. 

Llegado el momento del final de esta pandemia, un repunte en los precios va a depender por una parte, del dinamismo con el que los consumidores reaccionen y se vean motivados a gastar . Un segundo factor, va a ser la capacidad que tengan las empresas frente a esta dinámica de mayor gasto, de poder trasladar a los precios el posible efecto. Que hasta el momento no deja de ser nulo, consecuencia del parón generalizado de las economías.

Aunque los mercados integran actualmente en sus precios:

  • la realidad de una continuidad en los altos flujos de liquidez propiciada por los Bancos Centrales, complementados con unas políticas fiscales muchos más laxas.

  • el descuento de una menor incidencia negativa sobre las economías en su conjunto a la inicialmente prevista, consecuencia de las condiciones y efectos de la pandemia.

  • al mismo tiempo que una dinámica generada de un mayor optimismo por efecto del inicio de las campañas mundiales de vacunación

el COVID sigue presente y va a seguir resultando, al menos en el corto plazo, la variable que podrá volver a disipar estas perspectivas actuales e incrementar el grado de incertidumbre generalizada, ante cualquier incidencia imprevista o repunte de las vulnerabilidades sanitarias o económicas.

 

 

 

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