Históricamente, las reacciones de los mercados debidas a conflictos entre naciones suelen ser de corta duración. La sobre reacción es habitualmente el mayor riesgo de estas crisis para los inversores globalmente diversificados. Vender o salir del mercado suele resultar perjudicial.
Habitualmente, solo una incidencia sobre la infraestructura de distribución energética o de productos básicos o un grave daño macroeconómico, tendría como consecuencia un efecto negativo duradero en los mercados.
No obstante y a pesar de la crisis de Ucrania, a día de hoy los mercados mantienen la alternativa diplomatica como la más probable, en un contexto de prevision de crecimiento económico y de beneficios empresariales sólidos para 2022.
Este escenario es consecuente con una evolución favorable para los precios de las materias primas, el sector financiero y la energía, integradas en una cartera diversificada y de largo plazo, preparada de manera adecuada simultáneamente frente a una relajación de las tensiones geopolíticas y a los contratiempos en caso de una escalada, en tanto que contribuyen a cubrir los riesgos de cartera.
Todo esto en el actual entorno de inminente subida generalizada de tipos, en el que acciones financieras e inversion value atraen interés frente a las tecnologicas, que previsiblemente tenderán a mantener su atractivo en el potencial contexto de precios al alza que caracteriza historicamente la reacción de los mercados previa a la primera subida de tipos efectiva.