Partiendo de un escenario central en el que descontamos que el ritmo de la recuperación económica global será gradual, en el que la trayectoria de la pandemia y la magnitud del apoyo político adicional para las economías frágiles, tienen el potencial de paralizar o acelerar la recuperación.
En este contexto, la expectativa es que la recuperación económica está preparada para continuar en 2021 y cobrará fuerza una vez las vacunas se apliquen de manera generalizada y el mundo comience a regresar al distanciamiento social habitual.
Se espera que sea un «trayecto de evolución largo», con posibles contratiempos en el recorrido y que podría dilatarse hasta 2 años para poder alcanzar los niveles de producción global anteriores a la etapa COVID.
Es evidente que dos factores clave, la contención de virus y el apoyo de la política fiscal, ante una política monetaria agotada, influirán en gran medida en el proceso de recuperación.
En este nuevo escenario, la confección de la escala de posiciones de una cartera diversificada, con énfasis en activos de carácter cíclico, debe abordarse con precaución, ya que las condiciones económicas podrían empeorar si los esfuerzos de contención del virus no son tan exitosos como se esperaba, o si se aplaza el calendario de implementación masiva de vacunas.
El fundamento del atractivo por la renta variable
A tener en cuenta que habitualmente los mercados de valores han generado mayores rendimientos ajustados al riesgo durante las primeras etapas de un ciclo económico. Por ello, la posición en acciones debe considerarse más atractiva en estas primeras fases.
Con unos Bancos centrales alineados a indicadores de inflación en sus tomas de decision y ante la perspectiva de que los niveles de precio se mantengan moderados o bajos, es de esperar que los tipos de interés reales se prolongarán durante un largo periodo de tiempo, también bajos o negativos. Recordemos que en Otoño, la FED revisaba su marco de políticas, descartando el indicador de desempleo como elemento decisivo en sus decisiones monetarias y adoptando los objetivos de inflación en niveles del 2% como indicador de referencia.
Este entorno es también favorable a la preferencia por la renta variable.
Por lo que respecta a las primas de riesgo, estas también se muestran atractivas para la inversión en acciones.
El diferencial de rendimiento de las ganancias entre renta fija y variable, tanto en el caso de la renta variable USA como para la global, está en niveles promedio de los últimos 5 años. Sin embargo, con el crecimiento de las ganancias a punto de acelerarse a medida que continúa la recuperación mundial, las acciones se anticipan más atractivas que el crédito.
En este contexto y ante lo que cabe anticiparse como una dinamización del ciclo economico en 2021, aumentar la exposición al riesgo cíclico es una primera decision clave. Buscar sectores que puedan beneficiarse a largo plazo de la disrupción, a los que va a seguir fluyendo una fuerte y continuada inversión, resultará ventajoso.
Sectores tecnológicos con adecuados fundamentos podrán por tanto beneficiarse aún más de las tendencias seculares aceleradas por COVID. Estados Unidos y China, los actores dominantes en el sector de la tecnología global, la energía verde en Europa y la automatización en Japón, constituyen otros atractivos focos de interés
Selección de activos de crédito
Por lo que respecta a la selección de activos de crédito (activos de renta fija), es muy significativo observar cómo el comportamiento de los rendimientos de la deuda local de los mercados emergentes de alta calidad durante las caídas del mercado de valores global, se ha comportado de una manera mucho mas favorable. Entre septiembre de 2008 y febrero de 2009, las acciones globales cayeron un 44%, mientras que la deuda de mercados emergentes de alta calidad creció un 15,5%, superando a los rendimientos del 7,6% de los bonos del Tesoro de EE. UU. a 10 años.
En las convulsas caídas de febrero a marzo de 2020, la deuda de mercados emergentes de alta calidad obtuvo un rendimiento positivo de un 4,3% , con los bonos del Tesoro a 10 años de EEUU registrando un retorno del 5,6%.
A tener presente
Las fuertes inyecciones fiscales, el aumento de la deuda pública y el mantenimiento de las políticas acomodaticias de los Bancos Centrales, podrían suponer tener que descontar una perspectiva de mayor inflación en un mundo Post COVID. Serán las futuras combinaciones de políticas monetarias y fiscales el factor crítico para poder estimar la perspectiva de esta tendencia en la inflación a largo plazo.
El oro proporciona una buena reserva de valor a largo plazo con una baja correlación con los activos de riesgo tradicionales y ofrece una cobertura directa de la inflación. Es un activo recomendable a mantener en cartera, tanto en el contexto Covid como en el Post Covid.